jueves, 28 de mayo de 2009




Inicio y acceso al poder del nazismo :
En
1919, el austríaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
Este partido no hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña
anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.
Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar un fallido intento de
golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf '(Mi lucha)' que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la
crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania, con el derechista Franz von Papen como Vicecanciller.

De canciller a Führer del III Reich :
Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el
Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.
Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. La Ley Habilitante, aprobada con el apoyo de la derecha
católica de Von Papen y Ludwig Kaas, era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba así el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
Hitler, tras la muerte del Presidente
Hindenburg, reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.
Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la
SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
El poder de Hitler se consolida la
noche de los cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.

Persecución y represión :
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos:
judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en
1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.

Propaganda :
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la propaganda", creado en 1933.
La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes
quemas de libros considerados "perniciosos".
El cine sufrió no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La
radio se convirtió en un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la crianza de los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las
Juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares. No obstante lo anterior, un gran número de mujeres también hizo parte de las Hitlerjugend.

Uso de la economía como propaganda política [editar]
Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual debía someterse la economía del Tercer Reich. Así, hasta 1939, las demandas de los industriales (de menores costos) se enfrentaron con la necesidad de la legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Las competencias nacionales de destreza en el oficio, o el lanzamiento de
Volkswagen -el auto del pueblo- fueron claros ejemplos de esta obra social del Tercer Reich.
Las políticas socialistas de la Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año desde 1933) y de un control de precios y salarios policíaco, que provocó todo tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.
Ver:
Prora

Política de higiene racial :
Véase también:
Experimentación médica nazi
Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el establecimiento de los campos Lebensborn en los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas con padres seleccionados para la creación de niños racialmente puros.
El nazismo está imbuido de una
paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado científico-místico. Por una parte, pretende demostrar mediante la moderna ciencia de la biología, la selección natural de Darwin y las leyes de la herencia de Gregorio Mendel, de modo pseudocientífico la realidad de la raza pura y, por otro lado, presenta la creencia mística de que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces con razas supuestamente degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En los judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda Guerra Mundial empezarán a ser exterminados en los campos de concentración.

Antisemitismo Nazi:

Niños supervivientes del campo de exterminio de Auschwitz, tras su liberación por el Ejército Rojo en enero de 1945
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo XX),
Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo XIX).
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (no judía): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola.
El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.
En 1935, las leyes de
Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.
Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de "
Sara" o "Israel" a los propios, para la identificación en los campos de trabajo y en los mismos ghettos). El resultado, distinguirlos.
En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en
París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.
Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en
ghettos (barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados.
Sobre este último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío en las proporciones que son comúnmente aceptadas. Los principales expositores del caso son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David Irving. El caso más conocido fue el del Commonwealth de Canadá contra Ernst Zundel, ciudadano alemán quien negó el holocausto en su página de internet. Al viajar a Canadá, fue detenido y procesado por difamación contra el pueblo judío. En dicho proceso, Alfred Leuchter, constructor de cámaras de gas para las prisiones de los Estados Unidos realizó un informe en el que concluyó que en la gran mayoría de las cámaras de gas de los campos de concentración de la segunda guerra mundial habría sido imposible gasear masivamente una población, sin embargo, vale la pena aclarar que el informe no niega la existencia del holocausto sino los métodos utilizados para el exterminio del pueblo judío.

Política exterior :
El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del
Lebensraum o espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores.
La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado primero en secreto, se hizo público después de 1935 y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del "apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo prestigio al reich.
En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente
Renania. Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la
guerra civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intentó en vano impedir la campaña de anexión de los nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego la Unión.
El siguiente objetivo fue
Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debió ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
Ver:
Cronología de la Segunda Guerra Mundial

Claves de la ideología nacionalsocialista temprana :
Anticomunismo y, en general, oposición a toda forma de ideología marxista.
Racismo
Especialmente el
antisemitismo.
Creación de la
Herrenrasse por el Lebensborn (un departamento del Tercer Reich)
Antieslavismo (al menos hasta la II Guerra Mundial).
Creencia de algunos ideólogos en la superioridad de la
raza aria, alemana y nórdica, aunque también de la raza blanca europea.
Eutanasia y eugenesia buscando la supuesta "higiene racial"
Negación de la
democracia, con la consiguiente prohibición de la existencia de partidos políticos, sindicatos.
Führerprinzip/creencia en el líder (Responsibilidad ascendente y autoridad descendente).
Fuerte exhibición de la cultura local.
Regeneración del arte.
Amor a la Naturaleza y creación de reservas naturales y leyes de protección de la Naturaleza.
Darwinismo social
Defensa de Sangre y Tierra (en
alemán: "Blut und Boden" - idea representada por los colores rojo y negro de la bandera nazi)
"Lebensraumpolitik", "Lebensraum im Osten" (Creación de más espacio vital para los alemanes en el Este de Europa).
Relación con el
fascismo italiano de Benito Mussolini y el español de Francisco Franco.
Creación del Frente de Trabajo, que aglutinaba a los trabajadores de Alemania para un mejor entendimiento de los problemas de estos.
Proyecto "Belleza en el trabajo" para mejorar las condiciones laborales de los obreros.
Creación de la "Ayuda de Invierno" para acabar con el hambre y la penosa situación de muchos alemanes antes del Reich.
Grandes actos de masas para fomentar el espíritu colectivo.
Era voluntario, a partir de los 10 y hasta los 17, ser miembro de las Juventudes Hitlerianas donde se realizaban proyectos juveniles y lucrativos.

jueves, 21 de mayo de 2009

japon segunda guerra mundial

japon se consolido despues de la segunda guerra mundial como un pais ``desarrollado`` ( aun despues de la destruccion a hiroshima y nagasaki por parte de los EE.UU ) La llegada de la dinastia meiji se volvia a dar mas profunda ahora con HIRO HITO que dio comienzo a su sistema totalitarioEn 1931 comenzo a invadir Manchuria y ante la indiferencia de la liga de naciones ;prosiguio on Indochina francesa y algunos territorios asiaticos de le union sovietica y de mongolia.

jueves, 14 de mayo de 2009

principales elementos de los sistemas totalitarios




La concepción totalitaria del Estado. En contraposición con la concepción republicana y liberal, en la cual el Estado es considerado una organización esencialmente al servicio de las personas que componen la sociedad - tanto en sentido individual como respecto de sus organizaciones esenciales, como la familia o las asociaciones establecidas libremente para fines legítimos - la concepción totalitaria presupone que el Estado posee fines y objetivos propios, que se superponen siempre a los individuos que integran la sociedad.
En este sentido, se distinguen las concepciones totalitarias del Estado, en función de sus fines transpersonalistas en contraposición con las finalidades personalistas que son las propias de los Estados liberales republicanos.
La existencia de un partido único. Esta característica es una de aquellas que no siempre se presenta en forma plena; dado que frecuentemente, el gobierno de orientación totalitaria se implanta en un Estado donde previamente existía un régimen republicano - o por lo menos monárquico parlamentario - en el cual existía pluralidad de partidos políticos.
Un componente táctico muy frecuente, en el proceso de ascenso hacia el poder, es la utilización de “alianzas” con diverso tipo de organizaciones partidarias o sociales; cuando el proceso seguido para procurar obtener el poder se ejecuta en el marco de un sistema electoral. Del mismo modo, cuando el conglomerado político resultante logra éxito e ingresa al Gobierno, el movimiento totalitario procura obtener cargos en aquellos departamentos más directamente dotados de capacidad coactiva, tales como los Ministerios con competencia sobre las fuerzas armadas y policiales; cumpliendo allí una acción dirigida a asegurarse la lealtad política de esas organizaciones.
De todos modos, el gobierno totalitario apunta al predominio absoluto del partido que es su instrumento de dominio político; suscitando todo tipo de restricciones - primero de hecho y ulteriormente jurídicas - a la acción de los otros partidos, y culminando en su eliminación cuando han logrado consolidarse firmemente en el poder.
El encuadramiento político general. A través de la estructura del partido político, se procede a una creciente exigencia de que todas las personas manifiesten su adhesión al régimen, y en consecuencia se afilien al partido, participen activamente en sus organizaciones y acciones, asistan a comités y otras estructuras, reciban adoctrinamiento, demuestren militancia. Al mismo tiempo, a medida que el régimen se consolida, cada vez más se excluye a quienes no asumen ese comportamiento de todo tipo de posibilidades de trabajo, de disponibilidad de elementos vitales, y se propicia su repudio social; o directamente su persecusión y privación de libertad, e incluso el genocidio.
La identificación de un enemigo social. La ideología totalitaria presupone una concepción de confrontación de un agrupamiento de la sociedad - clase, raza, nacionalidad - que se identifica con el Estado y con la parte valorable de la sociedad; y por otra parte, uno o más grupos de similar cualidad, a que se asigna una condición despreciable y se atribuye la culpabilidad de las situaciones de insatisfacción o frustración que afectan a la primera.
En ciertos casos, el “enemigo” lo constituye, además de un grupo social interior, un país extranjero - caso de Cuba respecto de los Estados Unidos - o una situación que afecta negativamente al país - como el Tratado de Versalles respecto del III Reich hitleriano.
La masificación de las acciones políticas y de los intereses sociales. El componente transpersonalista de las concepciones totalitarias, se trasunta en la inserción de las individualidades en estructuras masivas a la vez denominadas con términos que implican tanto la universalidad de ellas como la exclusión de otros componentes de la sociedad: utilizando expresiones tales como “el pueblo” “la gente” “los trabajadores” y similares.
La masificación se expresa, principalmente, en grandes concentraciones humanas, en las cuales se utilizan los fenómenos característicos del comportamiento de las multitudes, tales como los cánticos, la expresión de consignas, la utilización de grandes estandartes, banderas y simbología o “logotipos” - como la cruz gamada nazi o la hoz y el martillo, y la estrella de cinco puntas del comunismo - así como enormes retratos del líder.
En los casos más notables, como los actos realizados por los nazis en Nürenberg, se integraba una escenografía especial, utilizando lugares especialmente adecuados o que habían sido construídos al efecto y un gran despliegue de elementos visuales. El despliegue de esos elementos de gran tamaño, y el griterío organizado, contribuye a empequeñecer al individuo, concurriendo a sumir su individualidad y voluntad en la docilidad y el automatismo de la masa.
La existencia de un conductor o líder carismático. El concepto alemán de la führung - del que deriva la designación de Führer dada a Hitler - fue la máxima elaboración de la idea de que al frente del movimiento político, del partido, del gobierno y del Estado, existe una individualidad que no solamente concita una general adhesión sino al cual se debe absoluto acatamiento. Un individuo que posee cualidades excepcionales de inteligencia e infalibilidad, verdadero genio que interpreta fielmente lo más trascendente y esencial de la sociedad política y del Estado; y que por lo tanto es el caudillo indiscutible cuyas decisiones de ninguna manera pueden ser juzgadas ni cuestionadas.
Del mismo modo, durante la etapa previa a alcanzar el poder, los movimientos políticos de índole totalitaria se sirven del mismo instrumento en sentido inverso, erigiendo una figura individual como el “antilíder”. Generalmente se trata de un personaje que ocupa una posición destacada en la estructura institucional del gobierno, sea el Rey o el Presidente; en el cual se personifica el origen de todos los componentes negativos o frustantes de la conyuntura económica y social, que son explotados para concitar la mayor adhesión hacia el movimiento; y al cual se atribuyen todas las cualidades negativas imaginables, tanto en el orden intelectual, como moral; y se hace blanco de todo tipo de insultos e invectivas.
Desde el punto de vista de la organización institucional, una vez establecido firmemente el régimen totalitario, la presencia del conductor presupone la existencia de un altísimo grado de centralización y verticalidad en el ejercicio del poder. Generalmente, al sistema institucional formal se adosa una organización de control político fuertemente ligada a la dirigencia y a cargo de un jefe de máxima confianza del líder, dotada de poderes ilimitados; cuyo cometido principal es vigilar la actuación de todos los agentes de la estructura de organización del gobierno a fin de asegurar su lealtad al régimen.
Desde un punto de vista político, si bien se establece una estructura partidaria a los fines del encuadramiento político de la población, se suscita un tipo de relacionamiento directo del líder con las grandes masas, desapareciendo casi totalmente el tipo de dirigente político intermedio. Por eso mismo, la relación política con el ciudadano individual se despersonaliza totalmente; convirtiéndose en una especie de mera pleitesía rendida al líder.
Ese vínculo directo del conductor con las masas, se procura - especialmente en las etapas previas a la toma del poder - mediante un programa demagógico, populista, pleno de todo tipo de objetivos contradictorios y utópicos; y mediante reiteradas invocaciones a los procedimientos de la llamada “democracia directa”, sosteniendo una frecuente prédica plebiscitaria que pretende desconocer la legitimidad de los representantes republicanos y de sus decisiones más importantes, lo cual contribuye al objetivo de desprestigiar las instituciones democráticas.
Una milicia política, originariamente presentada como un servicio de “seguridad” frente a las supuestas agresiones de “provocadores”, y rapidamente convertida en un instrumento de agresión e intimidación de todos los opositores o disidentes. Cuando el movimiento totalitario alcanza el poder, la organización se transforma o se incorpora a un servicio estatal, cuyos cometidos básicos son los de ejecutar las acciones violentas contra la oposición política, o el “enemigo” del régimen, y cumplir las funciones de policía política, especialmente aquellas de espionaje y detección de cualquier iniciativa opositora.
Una polícia política, organizada como un servicio de espionaje interno de la sociedad; cuya función principal es la de registrar sistemáticamente a todos los integrantes de la población, especialmente en vista de conocer su actitud política frente al gobierno, y perseguir a las opositores por todos los medios, llegando incluso a privarlos de libertad. Estas organizaciones, que son instrumento para asegurar el predominio total del gobierno totalitario, tuvieron ejemplos históricos característicos, como la N.K.V.D. de la U.R.S.S. y la Gestatspolitzei (Policía del Estado, GESTAPO) del III Reich bajo el nazismo.
Un alto grado de intervencionismo y dirigismo económico. La finalidad ideológica de alterar radicalmente el sistema económico - como en el caso del marxismo - o de recuperar la prosperidad económica y llevar al Estado a la condición de gran potencia militar, implica necesariamente el establecimiento de una muy fuerte intervención sobre la economía. La situación económica e internacional, a menudo ha conducido a la búsqueda de una autarquía económica, por la vía de un total dominio de los factores productivos, y una estricta y centralizada planificación de la economía.
La estructuración de organizaciones sindicales verticalizadas es una consecuencia natural de la organización totalitaria; casi siempre siguiendo un modelo de tipo corporativo, en el cual cada categoría de actividad económica se encuentra estrictamente regulada hasta en sus mínimos detalles en cuanto a todos los aspectos del trabajo. Ciertas manifestaciones de la organización económica liberal, como las negociaciones colectivas libres y voluntarias o las huelgas, quedan necesariamente excluídas y constituyen actividades contrarias al interés del Estado.
Todas las expresiones culturales se condicionan a los fines del Estado y son intervenidas por éste, ya se trate de los cultos religiosos o las expresiones artísticas. Necesariamente, desaparecen o son enormemente restringidas las actividades del periodismo, se procede al dominio de todos los medios de comunicación masiva, se prohibe todo tipo de actividad pública de carácter político disidente.
Las ideologías totalitarias desprecian la tradición racionalista, desconfiando de todo intento de análisis racional. Exaltan en cambio una filosofía estrictamente materialista, cultivan las motivaciones irracionales de la conducta, tales como el fanatismo político, racista o nacionalista; y recurren reiterativamente a la invocación de conceptos puramente emocionales - como la permanente alusión a la “solidaridad” - y la obediencia ciega a las consignas políticas partidarias.
En los regímenes más duramente totalitarios, como el del comunismo en la U.R.S.S. o del nazismo alemán, quedaban sujetos a la autoridad actividades tales como la elección del lugar de residencia, del desempeño de una profesión; o la selección de pareja, contraer matrimonio y procrear hijos.

jueves, 7 de mayo de 2009

Fascismo


El fascismo (del italiano fascio, haz, fasces, a su vez del latín fasces, pl. de fascis) es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (19181939). Su proyecto político es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista,[1] [2] mientras su base intelectual plantea una sumisión de la razón a la voluntad y la acción, un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas que se conduce a la violencia contra los que se definen como enemigos por un eficaz aparato de propaganda, un componente social interclasista, y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), lo que no impide que habitualmente la historiografía y la ciencia política sitúe al fascismo en la extrema derecha y le relacione con la plutocracia, identificándolo algunas veces como un capitalismo de Estado,[3] o bien lo identifique como una variante chovinista del socialismo de Estado[4]
Se presenta como una tercera vía o
tercera posición[5] que se opone radicalmente tanto a la democracia liberal en crisis (la forma de gobierno que representaba los valores de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, a los que considera «decadentes») como al movimiento obrero tradicional en ascenso (anarquista o marxista, este último escindido a su vez entre la socialdemocracia y el comunismo, que desde 1917 tenía como referente al proyecto de estado socialista que se estaba desarrollando en la Unión Soviética); aunque el número de las ideologías contra las que se afirma es más amplio:
El fascismo tiene sus enemigos agrupados en estos tres frentes: el
social-comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico.
Revista F. E. 1933
[9]
El concepto de régimen fascista puede aplicarse a algunos
regímenes políticos totalitarios o autoritarios[6] de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente durante la Segunda Guerra Mundial. De un modo destacado y en primer lugar a la Italia fascista de Benito Mussolini (1922) que inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania del III Reich de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias; y, cerrando el ciclo, la España Nacional de Francisco Franco que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975). Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre cada uno de estos regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania nazi o nacional-socialismo añade un importante componente racista, que sólo es adoptado en un segundo momento y con mucho menor fundamento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes. Para muchos de estos el componente religioso (católico u ortodoxo según el caso) fue mucho más esencial, tanto que Trevor-Roper ha podido definir el término fascismo clerical (entre los que estaría el nacionalcatolicismo español).[7]
Puede considerarse que el
fascismo italiano es un totalitarismo centrado en el Estado:
El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo.
Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.
Mussolini
[8]
Mientras que el
nazismo alemán está centrado en la raza identificada con el pueblo (Volk) o Volkgemeinschaft (interpretable como comunidad del pueblo o comunidad de raza, o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado):
Ein Volk, ein Reich, ein Führer!
«¡Un Pueblo, un Imperio, un Guía!»
También se pueden encontrar elementos del fascismo fuera del
período de entreguerras, tanto antes como después. Un claro precedente del fascismo fue la organización Action Française (Acción Francesa, 1898), cuyo principal líder fue Charles Maurras; contaba con un ala juvenil violenta llamada los Camelots du Roi y se sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria, fundamentalista católica y antisemita. Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial reaparecieron movimientos políticos minoritarios, en la mayor parte de los casos marginales (denominados neofascistas o neonazis), que reproducen idénticos o similares planteamientos, o que mimetizan su estética y su retórica; a pesar de (o precisamente como reacción a) la intensa demonización a que se sometió a la ideología y a los regímenes fascistas, considerados principales responsables de la guerra que condujo a algunos de los mayores desastres humanos de la historia. En muchos países hay legislaciones que prohíben o limitan su existencia, sus actuaciones (especialmente el denominado crimen de odio), su propaganda (especialmente el negacionismo del Holocausto) o la exhibición de sus símbolos.

sábado, 2 de mayo de 2009

deficion

El totalitarismo es una forma de Estado, es decir, una forma de organizar los cuatro componentes del mismo (territorio, población, gobierno, poder, y según el autor, también el jurídico o el derecho). El totalitarismo no es simplemente una forma de gobierno, una organización en cuanto a las personas que ejercen el poder, es toda una forma de estado, de tipo no democrático y se caracteriza al igual que el autoritarismo en la falta de reconocimiento de la libertad y los derechos del hombre. Sin embargo, se diferencia del autoritarismo en que en el totalitarismo existe una negación de la libertad y los derechos individuales, desconociendo además la dignidad de la persona humana, convirtiendo las clases sociales en masas.
El totalitarismo considera el Estado como un fin en sí mismo, y por tanto lo maximiza, y dado que el poder existe para el fin de las cosas, si consideramos al Estado un fin, estos dos componentes de la política son correlativos, como consecuencia un Estado más grande nos da un poder más grande. Así el poder del estado totalitario lo puede todo porque el fin lo abarca todo. Mussolini (que usó por primera el termino "totalitarismo") graficó esto en el eslogan "todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado". No es ya el estado para el hombre, sino el hombre para el estado.
El totalitarismo en un monismo triple, monismo sociológico, político y jurídico, entendiendo monismo como algo que es uno en los ámbitos

totalitarismo

Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni restricciones (de un modo mucho más intenso y extenso que el teórico poder absoluto de las monarquías del Antiguo Régimen).
Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes
autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en la práctica como partido único y confundirse con las instituciones del Estado, y por lo general exaltan la figura de un personaje que tiene un poder ilimitado que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad (con el propósito de formar un hombre nuevo en una sociedad perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión como la policía secreta o los campos de concentración. El fascismo (tanto el italiano como el nazismo alemán y en mayor o menor medida otras versiones nacionales) y el estalinismo de la Unión Soviética (y en mayor o menor medida el de sus países satélites denominados socialismo real) son los ejemplos más destacados.